jueves, 24 de febrero de 2011

Matthew Barney , Una experienca un tanto exclusiva

















En días recientes me he visto involucrado en el trabajo audiovisual de Matthew Barney, conocido popularmente como la pareja de la mundialmente famosa artista Björk, pero quien por si mismo cuenta con su propia fama en el mundo del arte, gracias a su Cremaster Cycle, una serie de 5 entregas. El punto es que durante varios años su obra se vio restringida a muestras de arte únicamente. Posteriormente, la única manera de obtener una copia de su trabajo era consiguiéndola a través de vías oficiales, mediante copias originales en lasser disc, manufacturadas específicamente por el artista en tiradas limitadas, a precios relativamente altos. Con el avance y la masificación de la Internet, el ciclo comenzó a hacerse al alcance de todos. Al punto de que Barney trato de editar la serie en DVD pero el descontento general de coleccionistas, quienes habían pagado fuertes sumas por poseer una copia de la exclusiva obra, coleccionistas con el poder suficiente como para hacer que el artista decidiera detener semejante ultraje contra su propia obra, y evitar que esas piezas de colección se devaluaran con la comercialización. El hecho es tal que todo el asunto se vuelve ambigüo, al punto de que se sugiere que este tipo de arte audiovisual, sea considerado por muchos artistas, críticos y demás parlantes, como una experiencia que solo debe ser experimentada y apreciada en un museo. Masificar la obra, sería quitarle el merito artístico, ya que la mitad de la experiencia audiovisual propuesta no podría ser apreciada a plenitud en la sala de una casa, en un televisor.



Pero como conocer la obra de ciertos artistas, si sus obras se vuelven exclusivas de unos cuantos, este asunto de exclusividad y elitismo artístico, genera pensamientos encontrados.
¿Qué es lo que hace esta experiencia única? ¿La colectividad? ¿El aislamiento de una sala de cine? ¿Será realmente necesario para poder apreciar el trabajo de un artista? ¿La obra en sí no poseerá el valor necesario para funcionar por si sola? O todo se deberá a una necesidad siniestra de querer ser parte de algo exclusivo a toda costa ¿La masificación le quita el merito a una obra artística, es decir una obra pierde su valor al ser puesta al alcance de todos? Será que la Mona Lisa dejo de ser una obra de arte desde que se convirtió en parte de la cultura popular.




Según palabras del artista, su trabajo es sumamente personal, una mezcla de distintas técnicas combinadas, en algunos museos no solo se expone la “película” sino que a la vez se exhiben “partes” de la película, esculturas, imágenes, fragmentos que complementan la experiencia. Pero esto no evita que se manufacturen copias exclusivas, con precios astronómicos, solo para coleccionistas. Es decir su visión no es congruente, es más que obvio que el dinero es un factor fundamental en la realización del arte, y precisamente debido a esta exclusividad es por lo cual no todos tenemos acceso a tener una copia de su trabajo. Su obra está en constante movimiento, presentándose en museos y salas de arte.

Hay quienes defienden la postura de la no edición en DVD casero, argumentando que la decisión es una cualidad artistica que representa la no comercialización del arte. Una contradicción total, tomando en cuenta de que si están a la venta, aunque solo para cierto sector. Además de que las exhibiciones no son gratuitas, el arte como todo surge como una necesidad de expresión personal que la mayoría de las veces terminara convirtiéndose en un producto comercializable, dependiendo de la rentabilidad de este.

Trato de entender el sentido de la exclusividad, pero considero absurdo el hecho de que un artista se mantenga limitado para satisfacer la necesidad de exclusividad de algunos sobre la propia de inmortalizar su arte. Matthew Barney es solo un ejemplo de uno de esos artistas cuyas obras no estuvieron al alcance del mortal común por un tiempo, debido a pensamientos elitistas, pero que la modernidad y los programas de intercambio de archivos nos facilitan, mientras se da la oportunidad de apreciar su obra como se debe, mientras no salga a la venta una copia autorizada, porque negarse el placer de apreciar el arte. Curioso es como al ser tan limitadas y exclusivas, lograron filtrarse a la red desde hace ya varios años, y en lugar de desaparecer solo se renuevan con mayor peso y mejor calidad.

Este artículo ha sido realizado por un amigo del blog, alex b.

1 comentarios:

solfeva dijo...

La idea de hacer exclusiva la obra de arte es ir contra la culura de un modo increible. Obviamente no es lo mismo una copia casera y un original, aun tratandose de una obra audiovisual. No es lo mismo ver un concierto de ópera o verlo en tu dvd particular en el salón, al igual que no es lo mismo tener una compilación de imágenes de un artista o tener una lámina original.
Soy de la idea de que la cultura debería estar totalmente al alcance del público.

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